Hoy celebramos con el pueblo hondureño la toma de posesión de la presidenta Xiomara Castro, que pone fin oficialmente a doce años de gobierno de un régimen narco que ha saqueado su país. La histórica elección de la presidenta Castro, en la que se registró la mayor participación electoral de la historia del país, es un testimonio de la firme organización de los movimientos sociales de base que se unieron para resistir el golpe militar de 2009 respaldado por Estados Unidos. El partido LIBRE (Libertad y Refundación) de la presidenta Castro nació del Frente Nacional de Resistencia Popular, que reunió a un conjunto diverso de hondureños -de los movimientos indígena, afroindígena, campesino, LGBTQ y de trabajadores- para elaborar estrategias y movilizar sus esfuerzos de resistencia. A pesar de la violenta represión política a la que se enfrentaron, la fuerza de voluntad del pueblo para transformar sus condiciones hizo posible esta histórica jornada de investidura. Honramos esta victoria de los movimientos sociales de Honduras y reconocemos que sin una mayoría unificada en el Congreso, la Presidenta Castro se enfrenta a muchos desafíos en su intento de transformar un sistema de gobierno que ha sido devastado durante mucho tiempo por la fortaleza de la élite económica, la obstinada corrupción política y los intereses intervencionistas de Estados Unidos. SOA Watch y la comunidad solidaria internacional permanecerán especialmente atentos al papel de Estados Unidos en Honduras. Es muy raro que la vicepresidente de los Estados Unidos asista a una inauguración en América Latina, pero la vicepresidenta Kamala Harris encabezó una delegación estadounidense para asistir a la inauguración en Tegucigalpa. Entre los miembros de la delegación se encontraban Samantha Power, de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), y José Fernández y Brian Nichols, del Departamento de Estado de los Estados Unidos, entre otros. La presencia de esta delegación estadounidense señala la importancia que la Casa Blanca otorga al mantenimiento del control geopolítico de Honduras cuando la presidenta Xiomara Castro asuma el poder. La vicepresidenta Harris está liderando los esfuerzos de Estados Unidos para supuestamente hacer frente a la migración masiva desde Centroamérica y, por lo tanto, sus relaciones con los líderes gubernamentales de la región son fundamentales para el despliegue y la implementación de la Estrategia de Estados Unidos para abordar las causas fundamentales de la migración en Centroamérica. Históricamente y recientemente, las políticas de Estados Unidos hacia Honduras han priorizado y beneficiado los intereses económicos y militares de Estados Unidos en la región a expensas del pueblo hondureño. La Estrategia Biden-Harris para abordar las causas profundas de la migración en Centroamérica amenaza con hacer más de lo mismo en nombre del crecimiento económico y el desarrollo de la mano de obra. Las soluciones que propone no son nuevas ni innovadoras, sino más bien una promoción continua de más ayuda en materia de seguridad/militarización, y reformas neoliberales que permiten la inversión para dar paso a los Bancos Multilaterales de Desarrollo, las Instituciones Financieras Internacionales y las empresas privadas que operan en Honduras. Esta agenda corporativa de los Estados Unidos está en contradicción directa con algunos de los compromisos de la Presidente Castro con el pueblo de Honduras. En las semanas, meses y años venideros, la presidenta Xiomara Castro se ha comprometido a derogar múltiples leyes aprobadas desde el golpe de estado que operan para conceder impunidad a los funcionarios corruptos del gobierno, reprimir la disidencia política y vender la tierra y los recursos naturales de Honduras al mejor postor. La Presidenta planea disolver las ZEDEs (Zonas de Empleo y Desarrollo Económico). Estas zonas de libre comercio, apodadas "ciudades modelo", son ciudades-empresa inconstitucionales que pueden operar con total autonomía y crear sus propios sistemas políticos, judiciales y económicos independientes sobre tierras predesignadas en todo el país. Las ZEDES son descarados proyectos neoliberales posteriores al golpe de estado que despojan a los hondureños de sus tierras y derechos, su abolición es especialmente crítica para el futuro de los movimientos campesinos, indígenas y afro-indígenas cuya existencia está ligada a la tierra. Ahora que la Presidente Castro asume el poder, hacemos un llamamiento a los EE.UU. para que respeten finalmente la autonomía del pueblo hondureño y de sus funcionarios elegidos. La asociación con Estados Unidos no puede seguir significando que se espere que Honduras reciba órdenes de marcha de Washington y que llame a eso democracia. No puede seguir significando la imposición de la voluntad de Washington al pueblo de Honduras. Si la Presidente Castro prioriza los intereses del Pueblo de Honduras por encima de los intereses lucrativos de Estados Unidos, éste no debe intervenir ni interferir, sino que debe respetar finalmente el derecho de los hondureños a construir el país en el que quieren vivir. |